Andaba yo un poco desanimado últimamente con esto del cine. No me apetecía ni acudir a mi cita anual con Pixar (que este verano estrenaban Ratatouille). Pero al fín encontré una razón por la que acudir sonriente al cine: Planet Terror.
La peli tiene un argumento sencillo. Unos malvados, en un pueblo apartado del resto del mundo, liberan un virus que transforma a las personas en "zombies". A medida que la mayoría de los habitantes se van transformando en deformes muertos vivientes con sed de carne y vísceras humanas, unos pocos supervivientes se enfrentan a ellos e intentan huir lejos de allí.
Mucha sangre, amputaciones, disparos, explosiones y mujeres explosivas, etc...
Es verdad, parece el típico argumento de una película de serie B, pero Planet Terror es mucho más que eso. Planet Terror es el homenaje que Robert Rodríguez (Sin City, El Marichi, Abierto Hasta el Amanecer) hace al cine de serie B. Y lo hace de la mejor manera posible.
La película posee personajes muy pintorescos, exagerados, con diálogos que producen risa, sin buscarla. Las escenas de acción o sangrientas, producen la misma sensación de estar exageradas hasta el punto de parecer cómicas. Y para que todo cuadre, se ha envejecido el negativo de la película, se han metido defectos en la imagen y cortes inesperados en la cinta (muy bueno lo de de que se ha perdido el rollo de la escena de amor), e incluso aparece un falso trailer de una película que no existe.
Con todo esto, no me queda más que decir que ideas como estas, son las que valen la pena de verdad. Yo, ya estoy harto de superhéroes sin sustancia, de efectos especiales inverosímiles y cámaras que no se quedan quietas, ni cuando el protagonista está sentado en una silla (véanse Transformers o El Ultimátum de Bourne). Yo me quedo con Planet Terror, y ganas tengo ya de ver la otra película que formaba parte del proyecto de GrindHouse, que está dirigida por el genial Tarantino y se llama Death Proof.
