En un pueblo de Texas, un cazador furtivo – Josh Brolin -, encuentra en el desierto las consecuencias de un tiroteo entre narcotraficantes. De entre los muertos, hay un maletín repleto de dinero y no duda en quedárselo. A partir de aquí, todo se convierte en una huida. Y entran en juego un loco asesino – Javier Bardem - y un viejo Sheriff – Tommy Lee Jones- .
Tras ver la película No Es País Para Viejos, el murmullo en la sala de cine, responde a cierta desaprobación. Hasta yo, el fan número uno de los hermanos Coen, caigo en esa corriente de opinión. ¿Pero qué pasa con esta película?
Y es que en el fondo, queremos que nos sirvan el mismo menú de siempre, con su ensalada o patatas, con su bebida, su postre y café a ser posible. Queremos que nos lo expliquen todo en la película, y que no haya cabos sueltos. Los buenos han de ganar y los malos han de perder. Y porqué no, un final feliz en el que se entienda que el chico y la chica acaban juntos. No importa cuantas veces lo hayamos visto.
Pero amigos, cuántos de vosotros no os animásteis a probar un kebab, un helado de After Eight, o el Muesli en lugar de los cereales de toda la vida? Pues con el cine pasa lo mismo. Hay que probar lo diferente y valorar huyendo de los estereotipos.
Los hermanos Coen nos ofrecen esto en No Es Un País Para Viejos. Yo sin duda, compro su producto y no le doy menos que un SIETE.
