martes, 21 de abril de 2009

El Gran Clint Eastwood



Si hay alguien en el mundo del cine que sea uno de los grandes, tanto delante como detrás de la cámara, ese es sin duda Clint Eastwood.

Empezó como actor interpretando a un pistolero del más puro espagueti western, pero con el tiempo se ha convertido en director del mas grande cine actual.

Clint Eeastwood es un tipo que, como el diablo, sabe ya más por viejo, que por ser quien es. Y como él, su álter ego en la pantalla ha ido evolucionando hasta convertirse en un personaje auténtico y definitivo.

En Gran Torino, su última película como director-actor, Eastwood nos dá la oportunidad de despedirnos de ese personaje que lleva interpretando desde que alcanzó su madurez. Ese hombre terco como una mula, de una gran sabiduría y sangre fria, y con el que tienen la mala suerte de cruzarse los malos.

Porque el Walter Kowalski de Gran Torino, tiene bastante del inspector Harry Callahan de Harry el Sucio, tiene mucho del predicador de El Jinete Pálido, tanto como del sargento Highway de El Sargento de Hierro o del William Manny de Sin Perdón.

Walter Kowalski es un jubilado de la Ford y un veterano de la guerra de Korea. Un hombre muy mal hablado y con muy malas pulgas. Se acaba de quedar viudo, no se relaciona con sus hijos y sólo soporta la compañía de su vieja perra y su Ford Gran Torino. Su solitaria vida dará un giro, al salvar al hijo de sus vecinos asiáticos, de una banda callejera.

Gran Torino, como ya vimos en otras películas dirigidas por Eastwood – Un Mundo Perfecto, Million Dollar Baby - , es una historia de un profesor y su alumno. El alumno sacará valiosas lecciones para la vida, y el profesor dejará a un lado su mal caracter y aprenderá alguna lección de la convivencia con su alumno.